Cervantes termina la primera parte del Quijote con una serie de poemas escritos por los "académicos de la Argamasilla". Por otra parte, Avellaneda dedica su Quijote "al alcalde, regidores y hidalgos de la noble villa de Argamasilla, patria feliz del hidalgo". A partir de estos datos textuales, surge la tradición de identificar "el lugar de la Mancha" con Argamasilla de Alba. (J. Lucía, 2016)

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