Parábola del buen samaritano (Yešua): "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en una emboscada de bandidos, que lo despojaron y, después de apalearlo, se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, aunque lo vio, lo evitó dando un rodeo. Lo mismo también, un levita, aunque llegó a aquel sitio y lo vio, lo evitó dando un rodeo". (Loukas, 54-57)

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