tan ruin. El dibujante no lograba delinear un burro que fuese el soñado por el poeta, y el poeta amargamente se quejaba y le pedía que le hiciese un burro delicado, fino, grácil. Suplicaba Juan Ramón al dibujante desolado: Yo quiero un burro de cristal". ('Notas del vago estío', José Ortega y Gasset, 1927 [1971]: 109)

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