él había ocupado fraudulentamente algunas ciudades, que entregó a sus ministros para que las custodiaran; y saliendo desde éstas, sus criminales ladrones saquean toda la provincia, queman mis villas reales y palacios, sin misericordia saquean y arrasan los burgos que hay en las vías públicas, y los albergues donde solían hospedarse los peregrinos de Santiago". (Historia compostelana, Falque: 172)

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